lunes, 5 de diciembre de 2011

El viaje del salmón



Cuando leí por primera vez a Fabián Casas, era una estudiante de Letras que accedía a ciertos textos de ‘Poetas de los ‘90’ mediante un Taller, una materia optativa. Pude conseguir “El Salmón”, libro de poemas del ’96, ni el primero ni el último de su carrera. Con esos textos, me acerqué un poco a su estilo, pude entrever ciertos ejes, ciertos hilos que unen los temas de cada poema, para luego contarnos de pérdidas, ausencias, muerte y soledad, de esa que se acentúa cuando estamos rodeados de personas. Este poemario, “El Salmón” resulta un excelente ejemplo por donde comenzar a descubrir a este escritor argentino.
Además de poeta, Casas es narrador, ensayista y periodista, y uno de los más grandes exponentes de la llamada ‘generación del ‘90’. Sus poemas se componen de la solidez de tener en claro hacia donde van los versos, por un lado, y por el otro, de las herramientas que pueden ofrecer las palabras más simples, ubicadas donde corresponde, palabras que van encontrando el sentido con pronósticos de impacto: “mientras tu corazón late al revés,/ hace ya cuatro años/ bajo la tierra” (Me pregunto). Posee una capacidad descriptiva que planta imágenes frente a los ojos y delinea los espacios, las sombras y hasta la misma nada: “Es transitorio, me dije;/ pero así también podría ser la muerte:/ un pasillo oscuro,/ una puerta cerrada con la llave adentro/ la basura en la mano.” (Sin llaves y a oscuras).
Casas, en “El Salmón”, escarba en sus recuerdos, en sus sueños, en sus sensaciones y las coloca como en una partitura, para que empiecen a sonar las musiquitas establecidas con el orden de lo inmediato y lo pasajero, por algunos momentos, y con la disposición de lo permanente, de lo perenne, por otros: “’Lo único que podemos hacer/ -dice él- es superar a nuestros padres’./ Y yo digo ‘si, si’ y mastico/ un pedazo de carne seca.” (Pogo)
La oscuridad, como sinónimo de la ausencia, el vacío de la noche, de muchas noches, es una constante que atraviesa varios textos. Estar en determinados sitios y sentirse ajeno, recorrer todos los caminos para llegar al principio: “Parece que detrás de mí nada hubiese concluido./ Pero estoy otra vez en el lugar donde nací./ El viaje del salmón/ en una época dura.” (A mitad de la noche)
Fabián Casas se expresa desde allí, recorre pensamientos como senderos, y los relata desde una crudeza que lo caracteriza y con un estilo que lo coloca en un lugar importante en el género de la Poesía de nuestra época, lugar obtenido con esmero y forjado con poemas que no responden a modas o estéticas prestadas, sino a un determinado carácter, poemas que nacen únicos de la punta de su pluma.

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