No siempre la vida da oportunidades
de revalorizar lo mucho o poco que se tiene, o tal vez sí las de y sean escasas
las personas que saben apreciarlas y utilizarlas. De hecho, si se ha
transcurrido la existencia sembrando a conciencia o con indulgencia pequeños y
anónimos fracasos, se puede terminar cosechando desilusiones, soledad y
posibles penas. Algunos podrán y querrán revertir la situación, dar algún
volantazo benefactor que los aleje aunque sea unos metros de ese derrotero de
frustraciones y desengaños. La realidad es que a algunos se les presentará la
oportunidad de hacer algo significativo, forjar un antes y un después. Eso es
lo que le pasa a Archi, el protagonista cincuentón de Buscadores de Oro, novela de Guillermo Orsi.
Y esas oportunidades que mencionamos
son las que, si logramos aprovecharlas, pondrán a prueba nuestras convicciones,
si las tenemos, y harán que revaloricemos conceptos como la lealtad, la
amistad, y los pongamos en práctica, aunque los engranajes que mueven esos
valores rechinen oxidados por la falta de uso. Así le sucede a Archi, este
actor municipal casi ignoto que se hace cargo de ir a La Pampa, a un pueblito
caído del mapa y la historia a buscar los restos mortales de quien en vida fuera
su amigo y a quien al momento de su muerte hacía años que no veía y llevarlos a
un cementerio de Buenos Aires, cerca de su anciana madre. Esa travesía se irá
complicando, ese pueblo lo recibirá con algo más que con una burocracia
anquilosada y despertará en Archi preguntas y dudas que lo irán llevando a
cuestionarse los verdaderos motivos de la muerte de su amigo de la infancia.
Buscadores
de Oro no es una simple novela negra, aunque cumple con esos requisitos con
holgura, sino que la trama sube un escalón en la complejidad y logra mezclar
pinceladas de ciencia ficción que van encajando en el texto policial sin
alterar la atención del lector, sino, por el contrario, hundiéndolo cada vez
más en la trama.
Las vicisitudes que Archi enfrenta,
las personas que conoce mientras intenta comprender qué fue lo que pasó con su
amigo, van demostrándole que aunque más no sea por ese puñado de cosas y
personas que todavía valen la pena, aunque sean recuerdos, hay que seguir
adelante, y averiguar que se esconde detrás de ese accidente que no fue tal en
donde falleció su compinche de antaño, y que pasa en verdad en ese pueblo de
hacendados poderosos y políticos sórdidos y corruptos.
Intrigas, amores, homicidios,
traiciones y lealtades viejas y renovadas condimentan la narración liviana y
ágil que Orsi logra con toques de humor y algunas disquisiciones filosóficas
sobre los tópicos trascendentales de la vida, que amalgaman este relato de un escritor
argentino que merece ser leído.
María José Sánchez
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